El siguiente fragmento lo he escogido y me conmovió en su momento por la misma razón que el de Las postales de Mostar, aunque esto lo leí antes. La desesperación de una madre que ha perdido a su hijo en la primera guerra árabe-israelí tras la declaración de independencia de Israel en 1948.
¿A alguien le queda alguna duda de que la guerra es lo más terrible que ha inventado el ser humano? ¿Por qué se llega a estos extremos por la intolerancia?
Una historia de amor y oscuridad
Amós Oz
Capítulo 46
En el diario de Tzarta Abramsky ponía:
23.9.48
El
18 de septiembre, a las diez y cuarto de la mañana del sábado,
murió mi Yoni, mi hijo Yoni, toda mi vida... Un francotirador árabe
lo alcanzó, a mí ángel, sólo dijo «mamá», consiguió correr
unos metros (él, mi maravilloso y puro hijo, estaba al lado de casa)
y cayó... No escuché su última palabra y no contesté a su voz que
me llamaba. Cuando llegué, mi tesoro, mi cielo ya no estaba con
vida. Lo vi en el depósito. Él, tan maravillosamente bello, parecía
dormido. Lo abracé y lo besé. Bajo su cabeza pusieron una piedra.
La piedra se movió, y su cabeza, una cabeza de querubín, se movió
un poco. Mi corazón dijo: no está muerto, hijo mío. Se está
moviendo... Sus ojos estaban medio cerrados. Y después llegaron
«ellos», los trabajadores del tanatorio, y empezaron a
importunarme, a regañarme con rudeza y a molestarme: no tenía
permiso para abrazarlo y besarlo... Me fui.

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