jueves, 2 de enero de 2014

Mi rosa

El principito
Antoine de Saint-Exupéry
Capítulo XXI

La mayoría de los adultos hemos leído El principito y nos hemos dado cuenta del trasfondo filosófico del que no nos habríamos dado cuenta de haberlo leído de niños. Aquí dejo uno de los numerosos fragmentos que me conquistaron, aunque es muy difícil escoger sólo uno. Todas y cada una de las palabras del siguiente texto son extrapolables al amor entre dos individuos.


-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

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