Los sufrimientos del joven Werther
Johann Wolfgang Goethe
Carta a Guillermo (Wilheim) del 16 de marzo
Es uno de los libros que más me ha marcado: uno de los que cuyo estilo me ha cautivado y me ha hecho emocionarme. La única literatura alemana que conozco. Conozco poco Romanticismo en novela, pero las pocas novelas que conozco rozan la excelencia de los clásicos. Aquí dejo un fragmento de una de las obras más bellas (si no la que más) del Romanticismo.
Las lágrimas corrieron por sus mejillas. Yo estaba fuera de mí. Ella las secó, sin querer ocultarlas.
-Ya conoce usted a mi tía -empezó-: estaba presente, y, oh, con qué ojos la contempló. Werther, anoche le aguanté un sermón sobre mi trato con usted, y esta mañana otro, y he tenido que oír cómo le rebajaba a usted, cómo le humillaba, y sólo he podido defenderle a medias.
Cada palabra que decía me atravesaba el corazón como una espada. Ella no sentía qué misericordia hubiera sido callármelo todo; y todavía añadió cuánto se charlaría aún sobre ello, y qué clase de gente lo consideraría como un triunfo: cómo se reirían y alegrarían ahora con este castigo a mi orgullo y a mi poca estimación de otras personas, lo cual me lo reprochan hace ya tiempo. Y todo eso, Guillermo, oírselo a ella, con el acento de la más auténtica simpatía por mí; ...me quedé destrozado, y todavía ardo en cólera dentro de mí. Quería que alguien se me pusiera delante reprochándomelo para poder atravesar con un puñal: si viera sangre, me sentiría mejor. Ah, muchas veces he tomado un cuchillo para dar aire a este corazón oprimido. Se cuenta de una especie noble de caballos que cuando los acosan y persiguen terriblemente, se muerden ellos mismos una vena por un instinto, para recobrar el aliento. Así me ocurre a mí muchas veces: querría abrirme una vena que me diera la libertad eterna.
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